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Smart Buildings y módulos prefabricados

Estamos en tiempos de sostenibilidad y la construcción no se queda atrás. Las nuevas construcciones deben cumplir unos requisitos cada vez más exigentes en materia de medio ambiente, y bien prueba de ello es estudio continuo para la búsqueda de nuevos materiales amigables con el entorno y que lo respeten lo máximo posible.

En esto se basan los Smart Buildings (construcciones inteligentes), donde la tecnología estudia la mejor forma de realizar una simbiosis entre el entorno y las nuevas construcciones para evitar en lo máximo posible la degradación o deterioro del medio ambiente.

Aunque muchos inversores todavía recelan de los gastos en la realización de estos Smart Buildings, la verdad es que a la larga se reducen los costos operativos. Este tipo de construcción hace que el propietario pueda controlar su propiedad ajustando el rendimiento de forma óptima. La tecnología hace que todo pueda estar autogestionado a través de internet o sistemas de comunicación inalámbrica, lo que supone una ventaja importantísima. La gestión informatizada hace que los sistemas de administración inteligente de edificios sean financieramente factibles en un grado que antes no era posible. De esta manera una empresa puede usar un servicio de administración de edificios inteligentes para monitorizar y controlar cientos de instalaciones en cualquier parte del mundo. Una ventaja añadida es que el personal interno puede estar perfectamente capacitado para administrar fácilmente los sistemas automatizados sin ser expertos en informática.

Por otro lado, un edificio inteligente suele ser más fácil de gestionar que un edificio convencional, puesto que es posible llevar un control absoluto de los datos referentes a cualquier reparación y mantenimiento, así como del rendimiento de las reparaciones, señalando los problemas surgidos según la importancia de los mismos.

Ni qué decir tiene que los sistemas de edificios inteligentes son más eficientes energéticamente. Además tienen la ventaja de reducir considerablemente los riesgos laborales provocados por situaciones como la emisión de gases, incendios o derrumbes que, con un sistema informatizado y sensores apropiados, serían rápidamente detectados.

La inversión realizada en una construcción inteligente suele amortizarse en uno o dos años, ya que debemos tener en cuenta además los ahorros energéticos y de mantenimiento que conllevan estos sistemas. La bajada del precio de sensores y la instalación inalámbrica hace que los costes se reduzcan en relación a una construcción convencional.

En materia medioambiental debemos decir que las construcciones inteligentes se sirven de módulos prefabricados que, en muchas ocasiones, se componen de material reciclado. En este sentido, y como consecuencia, el destino que se le da a estos módulos no es otro que el de proteger el entorno lo máximo posible. Al ser módulos configurados en fábrica, se evita tanto la contaminación residual en la localización final de la edificación, como la contaminación acústica provocada por maquinaria pesada típica de cualquier obra de construcción. Por todo ello estos módulos son demandados, sobre todo, por centros sanitarios, colegios temporales y oficinas, debido a la movilidad que suelen conllevar.

Como resumen de las características y beneficios que aportan estos módulos los enumeramos seguidamente en seis puntos principales:

  • Rápida fabricación e instalación
  • Diseño y personalización
  • Flexibilidad y adaptabilidad
  • Optimización de costes
  • Sostenibilidad
  • Resistencia

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